«Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida
Y entonces comprende cómo están de ausentes las cosas queridas».
Bien decía Chavela Vargas que uno siempre termina volviendo a los mismos lugares a donde amó la vida, a esos rincones escogidos por el destino en donde fuimos «eternamente feliz», eternamente así, entre comillas, porque tal vez en ese momento sentimos que iba a ser eso, eterno, único, ilimitado… como una imagen congelada en el tiempo para revivir en los instantes en que necesitamos una dosis de recuerdos bonitos para poder continuar.
Así fue, volví a mi pueblo, o a lo que significó para mi crecer en él. Con su iglesia catedral, hoy convertida en Basílica, sus calles empedradas, cada vez más escasas, su historia patria olvidada y su juventud andándolo de parque en parque, en grupo y siempre a pie…como alguna vez lo andé yo. Un pueblo que me vio crecer entre juegos de niñas, ventas de flores con mi prima para recrear la tarde, bailes inventados con pocos asistentes, amistades sinceras de esas que nunca se olvidan; y agonías efímeras como el correr ansiosa a mi habitación, con cassette en mano, para grabar aquella canción especial que zumbaba en mi cabeza cada vez que sonaba en la emisora del pueblo «el buzón del amor».
Crecí en ese pueblito viejo de azules atardeceres, de majestuosas montañas verdes que adornan el horizonte y que cualquier turista desearía ver. Un pueblo que suena a triples y cuerdas, inspiración de cantantes que deseaban morir en sus tierras, y cuna de héroes de la patria que alguna vez gritaron ¡Libertad!
Un pueblo en donde la luna alumbra las calles pequeñitas y es testigo omnisciente de historias que nadie escribe y que sólo quedan grabadas en nuestra mente para congelar y guardar en el rincón en que desechamos lo que alguna vez fue…
Tenía razón, terminamos volviendo a esos lugares, a los rincones silenciosos e inolvidables en donde sencillamente aprendimos a vivir.
Para ti Socorrito!!!
Son lugares que amamos y que nos producen nostalgia por los momentos vividos. Mis mejores deseos en este nuevo año y espero tenerte de visita en mi blog http://www.masquevivir.com y que me dejes tu opinión sobre los temas.
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Gracias Elizabeth, claro que me pasaré por tu Blog. Estamos leyéndonos!
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Claro que sí!!
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Lu, qué entrada tan bonita! Yo siento algo muy parecido cuando volví a Medellín, después de un año en Inglaterra. Sentía como si tuviera un par de ojos nuevos, y aunque nada había cambiado, pero todo era diferente!
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Sí es que todo sigue igual, nosotras somos las que cambiamos y como dices, miramos con otros ojos. Gracias por leerme vero 🙂
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Qué bonito guapa, me encanta, me hiciste recordar lo que siento cuando yo voy a mi pueblo, me gusta mucho estar allí, recordar, ver sus calles. Es el lugar donde te sientes segura, donde estás a gusto, donde los recuerdos vienen a ti porque son muchos y son felices y llenos de aprendizajes. Gracias guapa 🙂
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Gracias por tu comentario Diana, me alegro que te reflejarás en mi texto. Siempre nos reconocemos en letras ajenas.
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Me gustaría poder compartir tus sentimientos, pero aún me queda tiempo, espero no dentro de mucho irme un año fuera de mi provincia, ojalá pueda cumplir este sueño y cuando esté de visita apreciar mejor mi región, fijarme en las cosas que a diario no valoro y que afloren los recuerdos 😉
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Pues si, toda la razón tienes. Es como la persona que tiene que emigrar a la fuerza, la gran mayoría más pronto o más tarde vuelven a sus racies y es que siempre hay untr ocito de ti que te dice que quiere vovler.
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Que bonito! me han entrado ganas de volver a mi pueblo natal, reunirme con mis amigos del barrio y reinos de cuando éramos chiquillos jejje.
xoxo, Ginger Lovely Lifestyle
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Me hiciste recordar una canción del grupo Niche: Mi pueblo natal. Cuando escucho esa canción hasta se me encharcan los ojos al recordar a mi Medellín del alma. Cuando voy en el avión desde USA donde vivo hacia mi terruño, siempre al aterrizar la pongo. Dice algo así como: A lo lejos se ve mi pueblo natal, no puedo evitar que los ojos se me aguen.
A lo lejos se ve
mi pueblo natal
no veo la santa hora
de estar allá
Se vienen a mi mente bellos recuerdos
infancia alegre que yo nunca olvidaré
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Qué bonito. También llevo viviendo tiempo fuera y es la misma sensación. Gracias por pasarte por aquí
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¡Precioso! Yo vuelvo donde crecí porque tengo toda la familia allí, pero tampoco me he alejado mucho del lugar. ¡Un beso!
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